lunes, 8 de agosto de 2011

Historia

La ciudad de Puntarenas desde sus inicios fue un pueblo pesquero, el cual se puso en las manos de la Virgen María para su protección. Este pueblo, aun hoy en día, confían en ella para que los proteja durante sus labores en el mar.
Esta devoción está fundamentada en la historia de los trabajadores de un barco pesquero de Puntarenas, quienes acudieron a ella durante un naufragio y lograron sobrevivir. Desde entonces los pescadores del pueblo confían en ella y en su protección.
Cada año le dedican una festividad, para agradecerle por su bendición y para recordar aquella historia que le dio origen a la conocida “Virgen del Mar”. Este es el nombre que se le puso después de contada la historia.
La Virgen del Mar hace referencia a la Virgen del Carmen y esta a la vez hace referencia a la Virgen María. Durante los años sus nombres fueron variando debido a que las personas iban cambiando su nombre basándose en los milagros realizados y según su ubicación geográfica. En este caso la historia, o el milagro en dicho caso, sucedió en el mar por lo que se le dio el nombre de “Virgen del Mar” y se conoce así desde entonces. Esto también sirvió para que se le dedicara un día en específico el cual hoy en día se celebra en el mes de julio.
Son varias las historias que involucran a la Virgen, pero la Virgen del Mar es un hecho marcado por haber sucedido en tierras costarricenses, por involucrarse con el pueblo y haberlo protegido en momentos de crisis. Todo esto ayudo a que hoy en día los pescadores del país se encomienden a ella.

Iniciando la década de 1910, al igual que por muchos años, la provincia de Puntarenas se basaba en lo que sus pescadores pudieran obtener del mar. En esos años abundaban los recursos naturales por lo que su práctica era rentable y muchas personas del pueblo se dedicaban a ella.
Costa Rica era visitada por muchos extranjeros que venían a probar suerte en los puertos pesqueros del país, siendo Puntarenas uno de los principales. Estos no solo laburan como pescadores sino que también contratan mano de obra costarricense para sus labores.

Es en 1913 cuando la historia de este pueblo pesquero queda marcada por lo que ellos mismos catalogan como un milagro de la Virgen. Hermenegildo Cruz Araya, cuyo origen era panameño, era el propietario de la embarcación que le dio origen a esta historia, “El Galileo”.
El Galileo era un barco pesquero que contaba con una pequeña tripulación que había sido contratada por Hermenegildo Cruz Araya. El 16 julio de 1913 esta embarcación salió del puerto de Puntarenas hacia las cercanías de la Isla del Caño para realizar las labores de pesca pero debido al mal tiempo que imperaba en el mar, la embarcación se vio afectada y naufrago. Los tripulantes cayeron al mar donde solo un milagro los salvaría.

La Virgen del Carmen era la protectora del pueblo puntarenense desde hacía varios años. Los documentos que hacen referencia a esta historia describen que los tripulantes de “El Galileo” recibieron ayuda de una mujer, esto después de haber caído al mar.
Cuentan que esta mujer los alimentó, los protegió y les dio fuerza para llegar nadando a tierra firme.

El capitán del barco era un pescador llamado Silvano Nieto, este fue uno de los sobrevivientes del desastre y una vez en tierra firme narró:

"Las gigantescas olas se presentaban fragor de la tempestad... El Galileo se mecía entre el remolino del viento y del mar, mientras un sonido de maderas golpeadas me parecía decir que la embarcación amenazaba con partirse en muchos pedazos; miles de fugaces ideas acudieron a mi mente y el temor a morir ahogado se posesionó de mí.
Mis tripulantes corrían de un lado para otro lloriqueando. No ignoraban el peligro y se sentían impotentes ante la adversidad, por un momento sentí temor de Dios y con lágrimas en los ojos mientras los nudillos de mis manos parecían partirse por la fuerza con que trataba de sostener el timón, comencé a elevar una plegaria. No soy un gran cristiano padre, pero en ese momento una fe infinita me acercó a Dios, recordé las palabras de mi madre de que en todo peligro que me hallara debía invocar la ayuda y protección de la Virgen María, y así lo hice. Yo creo que fue cuestión de minutos que parecieron siglos, pero de pronto me pareció ver delante de la embarcación una gran luz blanca, el mar al instante perdió toda su furia y me pareció que como una fuerza divina nos halaba con un mecate invisible, entendí que la virgencita había estado muy cerca de mí y gran regocijo embargó mi corazón"

Silvano Nieto

Así nace la historia de “La Virgen del Mar”, una mujer que ayudo y alimento a los náufragos de una embarcación puntarenense y a la cual hoy en día los pescadores encomiendan su seguridad durante su estadía en el mar

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